
¿Cómo puede la arquitectura restaurar la relevancia de los lugares olvidados? ¿Qué diálogos pueden surgir cuando los edificios y paisajes no son tratados como lienzos en blanco, sino como capas de memoria, identidad y potencial? Para la firma de arquitectura hondureña 24 Grados, estas preguntas dan forma a un enfoque basado en la adaptación, reutilización y diseño contextual. Sus proyectos van desde la restauración de antiguas plazas españolas y centros culturales hasta intervenciones en parques naturales y pueblos costeros en Honduras. Cada uno se fundamenta en la creencia de que el diseño puede retejer las relaciones entre las personas, el lugar y el patrimonio.
Fundada en 2009 por los arquitectos Oscar Mencia y Katia Mazier, 24 Grados tiene su sede en Tegucigalpa, Honduras. La práctica se centra en la arquitectura como una herramienta para la continuidad cultural, operando a menudo en la intersección de preservación histórica, infraestructura comunitaria y conciencia ambiental. Sus proyectos muestran un compromiso por restaurar la dignidad a espacios subutilizados y olvidados a través de intervenciones arquitectónicas cuidadosas que integran el patrimonio y los sitios abandonados de nuevo en el tejido urbano. Las estructuras regresan no como monumentos estáticos, sino como componentes activos de la vida cívica contemporánea.
