Vista aérea del Beta Building en Honduras. Imagen Cortesía de Taller ACÁ
Comprender el gradiente de temperatura en un edificio es esencial en climas fríos o templados, donde se utilizan cerramientos herméticos y aislamiento continuo para prevenir la pérdida de calor. Sin embargo, este enfoque no es adecuado para áreas tropicales como América Central, donde el clima se caracteriza por una alternancia constante entre temporadas húmedas y secas en lugar de cuatro distintas. Factores como la proximidad al mar, la elevación y la topografía local influyen en los microclimas a lo largo de distancias cortas, pero la alta humedad sigue siendo un desafío común. Las paredes selladas, herméticas y sin ventilación pueden convertirse rápidamente en criaderos de moho, lo que hace que las estrategias térmicas convencionales sean problemáticas. En respuesta, los diseñadores locales han desarrollado enfoques alternativos que abrazan, en lugar de resistir, el entorno exterior, permitiendo el flujo de aire y la evaporación para gestionar el confort interior.
Detalle de la Red de Quioscos Garífuna. Imagen Cortesía de 24 Grados Arquitectura
¿Cómo puede la arquitectura restaurar la relevancia de los lugares olvidados? ¿Qué diálogos pueden surgir cuando los edificios y paisajes no son tratados como lienzos en blanco, sino como capas de memoria, identidad y potencial? Para la firma de arquitectura hondureña 24 Grados, estas preguntas dan forma a un enfoque basado en la adaptación, reutilización y diseño contextual. Sus proyectos van desde la restauración de antiguas plazas españolas y centros culturales hasta intervenciones en parques naturales y pueblos costeros en Honduras. Cada uno se fundamenta en la creencia de que el diseño puede retejer las relaciones entre las personas, el lugar y el patrimonio.
Una vez vistos como puramente utilitarios, los bloques de concreto se han convertido cada vez más en parte de una transformación arquitectónica. En regiones donde los climas cálidos vuelven innecesaria la aislación, este material puede dejarse expuesto, libre de revestimientos, acabados o embellecimientos. Al hacerlo, la textura, el vínculo y la forma pueden definir el carácter del edificio y simplificar la construcción, al mismo tiempo que crean nuevas oportunidades para la expresión y la identidad. Esto también crea una plataforma para explorar el concepto de honestidad material. Más allá de su valor estético, utilizar un material "tal como es" puede reducir significativamente los costos de construcción y minimizar el mantenimiento durante la vida útil del edificio.
Al pensar en Japón, lo primero que viene a la mente son las bulliciosas calles de Tokio, los antiguos castillos fortificados y los ríos adornados con cerezos en flor en las áreas urbanas. Sin embargo, poco se habla sobre un problema en el mercado inmobiliario que está ocurriendo actualmente en el país: Akiya, un término japonés que se traduce como casa vacía. En 2024, el número de Akiya en Japón alcanzó un récord de nueve millones de unidades. Algunos creen que en la raíz del problema está la despoblación. Cuando las casas se transmiten por herencia familiar, a menudo se convierten en cargas en lugar de activos. A medida que las generaciones más jóvenes se trasladan cada vez más a las ciudades o deciden vivir en departamentos, generalmente no tienen interés en vivir o mantener la antigua casa familiar, especialmente si se encuentra en una zona menos conveniente o rural. Ciudades como Tokio ven un menor número de Akiya debido al elevado precio de los terrenos. Sin embargo, problemas como los altos costos de adaptar la casa a las nuevas regulaciones sísmicas y una mayor tributación sobre terrenos vacantes, aún causan que la gente las abandone incluso en áreas urbanas.
Cuando pensamos en ciudades, a menudo asumimos que la cuadrícula ortogonal es la norma: ordenada, predecible y racional. Sin embargo, muchas áreas urbanas alrededor del mundo, notablemente aquellas moldeadas por colinas y terrenos irregulares, desafían esta convención. En ciudades como Lisboa, en Portugal, las cuadrículas ortogonales aparecen solo en zonas más planas como Baixa, mientras que áreas circundantes como Alfama se adaptan orgánicamente a la topografía. Estas áreas crean formas urbanas más estratificadas, irregulares y visualmente dinámicas. Ereván en Armenia, ofrece otro ejemplo urbano de esta adaptación: el Complejo Cascade transforma una empinada colina en un espacio público aterrazado que conecta diferentes niveles de la ciudad mientras enmarca vistas panorámicas. Para otros países, esta respuesta a la topografía se vuelve aún más crítica. Ciudades como Tegucigalpa en Honduras o Valparaíso en Chile están definidas por terrenos empinados e irregulares que requieren que los arquitectos y arquitectas se involucren profundamente con la tierra. Diseñar en estos contextos, especialmente para proyectos residenciales, exige adaptación técnica y una comprensión contextual que permita que la pendiente se convierta en un elemento generador en el proceso de diseño.
El concepto de "ciudades esponja" ha ganado relevancia desde que fue introducido por el arquitecto paisajista chino Kongjian Yu, fundador de Turenscape, y fue adoptado oficialmente como una política nacional en China en 2013 para combatir las inundaciones urbanas. Este enfoque prioriza la infraestructura basada en la naturaleza como humedales, jardines de lluvia y pavimentos permeables, creando paisajes con suelo poroso donde las plantas nativas pueden prosperar con un mantenimiento mínimo. Cuando llueve, estos sistemas absorben y ralentizan el flujo de agua, reduciendo los riesgos de inundación. En contraste, las soluciones de drenaje tradicionales basadas en concreto y tuberías, aunque ampliamente utilizadas, son costosas, rígidas y requieren mantenimiento frecuente, a veces incluso haciendo que las ciudades sean más vulnerables a las inundaciones debido a bloqueos y desbordes.
Los ladrillos de vidrio han sido ampliamente utilizados en la arquitectura, convirtiéndose eventualmente en un elemento básico de los estilos arquitectónicos de los años 80. Algunos ejemplos de construcción con este material podrían ser la clásica "Maison de Verre" de Pierre Chareau y Bernard Bijvoet en París o la interpretación más moderna de Hiroshi Nakamura & NAP con la Casa de Vidrio Óptico en Japón. En los últimos años, los ladrillos de vidrio se están volviendo cada vez más populares, ya no relegados a estéticas más antiguas. En cambio, han evolucionado hacia elementos de diseño versátiles que aportan luz, textura y carácter a los interiores contemporáneos. Su capacidad para difundir luz natural y artificial mientras mantienen la privacidad ha reavivado el interés entre los diseñadores que buscan maneras innovadoras de mejorar los espacios interiores aprovechando la luz natural.
En 1975, Honduras estaba bajo un régimen militar que había estado en el poder durante más de una década, liderado en ese momento por el General Juan Alberto Melgar Castro. Durante este período, Tegucigalpa experimentó varios cambios grandes y sin precedentes. La afluencia de personas de diversas partes del país debido a la migración rural transformó la ciudad de un área urbana compacta en una metrópoli en expansión. Este crecimiento inesperado llevó al gobierno a implementar un esquema de desarrollo y planificación municipal, un proyecto que definiría el futuro de la ciudad y la evolución de su casco antiguo. Este artículo fue desarrollado con la colaboración del arquitecto hondureño Lisandro Calderón, quien se especializa en Planificación Urbana y es actualmente profesor en la Universidad Tecnológica Centroamericana (UNITEC), ubicada en Tegucigalpa, Honduras.
A pesar de su apariencia caprichosa, las casas en los árboles ofrecen una plataforma única para innovaciones estructurales y exploraciones de diseño. De hecho, las casas en los árboles tradicionales dependen de los troncos de los árboles para su soporte estructural, pero, para aliviar la carga soportada por el árbol, los proyectos contemporáneos a menudo introducen sistemas complementarios como pilotes buscando mantener su imagen mientras ofrecen soporte adicional. Una de las principales ventajas de elevarlas de esta manera es la reducción de la huella ambiental. Las casas en los árboles pueden diseñarse para dejar el suelo del bosque intacto, preservando ecosistemas de pequeña escala. Al liberar el suelo debajo, minimizan las interrupciones a la flora y fauna nativas, permitiendo que la naturaleza prospere sin ser perturbada. De manera similar, muchos profesionales de la arquitectura utilizan la topografía local para crear conexiones fluidas, incorporando rampas, escaleras o puentes que se integran con el paisaje. Estas soluciones no solo mejoran la accesibilidad, sino que también enriquecen la experiencia general creando un paseo arquitectónico que se extiende entre la casa en el árbol y sus alrededores.
Esta sensibilidad hacia el medio ambiente se refleja no solo en el diseño estructural, sino también en la cuidadosa selección de materiales. El uso de materiales naturales como la madera, también ayuda a que la estructura se fusione con su entorno. Algunos diseñadores han ido más allá empleando materiales alternativos como paneles espejados para reflejar el bosque circundante y ocultar completamente la presencia de la casa en el árbol, demostrando que la elección del material puede contribuir a crear un proyecto que se sienta como una extensión de su entorno en lugar de una imposición sobre él. Esta colección destaca ejemplos notables de Suecia, Dinamarca, Indonesia y Francia, mostrando sus diversos enfoques.
Tegucigalpa, la capital de Honduras, ofrece una mezcla dinámica del patrimonio arquitectónico del país con paisajes montañosos. Sin embargo, al igual que muchas otras ciudades de América Latina, enfrenta desafíos urbanos significativos como las disparidades de clase social y un tejido urbano fragmentado. En respuesta, han surgido varias iniciativas de diseño a lo largo de los años para abordar estos problemas. Uno de los ejemplos más destacados es la "Villa para Niñas", diseñada por la firma guatemalteca Solis Colomer Arquitectos, que ahora se ha ampliado para incluir una "Villa para Niños" desde 2017. Estos proyectos están dirigidos a niños de familias de bajos ingresos que a menudo enfrentan el riesgo de ser reclutados por pandillas. Juntos, construyen sobre un legado arquitectónico que ofrece un entorno seguro y de apoyo para crecer y aprender.
Un vistazo por muchas de las ciudades de América Latina revela notables similitudes entre países, desde México hasta Argentina. La mayoría de las ciudades tienen un área bien definida conocida como "El Centro", anclada por una plaza principal (Plaza Mayor), flanqueada por una iglesia de un lado y edificios clave como el ayuntamiento del otro. Esto no es una coincidencia, ya que se puede rastrear hasta un sistema de planificación urbana establecido durante la colonización española de las Américas en los siglos XVII y XVIII, proporcionando directrices estandarizadas para el diseño de ciudades en sus virreinatos. A diferencia de las colonias francesas e inglesas, los asentamientos españoles se adhirieron a regulaciones que contribuyeron a la aparición de una identidad urbana compartida, con ciudades que mostraban una lógica espacial similar y cohesión arquitectónica a pesar de las diferentes escalas y contextos.
La arquitecta hondureña Ángela Stassano está contribuyendo al paisaje arquitectónico de Centroamérica con su investigación aplicada sobre diseños bioclimáticos. Con sede en San Pedro Sula, Honduras, sus proyectos se basan en técnicas patrimoniales locales para abordar las necesidades de los ambientes tropicales cálidos y húmedos. Stassano ha desarrollado su experiencia a lo largo de más de 30 años de investigación práctica, que culminó en una guía de arquitectura bioclimática que describe sus métodos de construcción en esta región. Uno de sus proyectos más notables, Las Casitas, es un complejo residencial que encarna esta investigación. El proyecto incluye múltiples casas tropicales energéticamente eficientes que aprovechan el clima local, lo que resulta en bajos costos operativos y de energía.
Cuando pensamos en espacios que fomentan la meditación, nuestras mentes a menudo viajan ya sea a los jardines zen de Japón, donde las líneas limpias y el paisaje cuidadosamente arreglado invitan a la quietud, o a los diseños escandinavos con tonos neutros y telas suaves. Estos estilos evocan un sentido de calma a través de la simplicidad, por lo general visto como una característica de los estilos arquitectónicos japoneses y del norte de Europa. Sin embargo, la tranquilidad y la meditación no están restringidas a estos tipos de entornos. Las tradiciones arquitectónicas de América Latina también ofrecen enfoques poderosos, aunque a menudo pasados por alto, para espacios meditativos. Con tonos terrosos de terracota, texturas de adobe rugosas, patios íntimos y una fuerte conexión con la naturaleza, estos entornos invitan a la reflexión a través de la calidez y la riqueza material, creando espacios que son relajantes sin ser sobrios.
En las primeras décadas del siglo XXI, Honduras experimentó niveles más altos de crimen y violencia en comparación con sus otros vecinos centroamericanos. Esta situación hizo que el país fuera en gran medida evitado por la mayoría de los visitantes e inversores. Sin embargo, no impidió que Tegucigalpa, su capital, experimentara una explosión de desarrollos residenciales y de oficinas que actualmente están remodelando su horizonte. Definida por una topografía única y un clima tropical, la ciudad sirvió como campo de pruebas para los principios urbanísticos modernistas que contribuyeron a la transformación de un pequeño pueblo minero en una de las metrópolis más grandes de Centroamérica.