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Arquitectos: Urbem Arquitetura
- Área: 532 m²
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Fotografías:Favaro Jr.
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Proveedores: ARTE LUZ, Designer Gustavo Dias, Indusparquet, Lucas Lopes do Prado, Viametal
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Refugio contemporáneo: arquitectura, paisaje y estilo de vida en armonía. Proyectada por los arquitectos Camila Carvalho, Marcelo Guidotti y Viviane Cortozi, esta residencia situada en el Estado de São Paulo, fue pensada para celebrar el modo de vivir de una joven pareja, con niños pequeños, que encuentra en las relaciones sociales y en el contacto con la naturaleza el hilo conductor de su rutina. Situado en la última calle de un condominio diseñado por el padre de la cliente — y teniendo su hermano, Marcelo Guidotti, como uno de los arquitectos —, la casa se despliega fluida en un terreno con acentuada pendiente y vista privilegiada del bosque nativo.
La entrada: una inmersión gradual en lo verde. La experiencia comienza ya a la entrada, cruzando un denso jardín, cuidadosamente diseñado por el paisajista Amaury Neto. El visitante es conducido por entre la vegetación hasta la entrada principal, donde se revela el volumen contemporáneo de la casa. La volumetría, marcada por la ligereza estructural y el uso de materiales naturales — como hormigón aparente, piedra y madera —, crea un marco que anticipa la invitación para adentrarse en un espacio donde se fusionan la arquitectura y el paisaje.
Planta baja: el corazón social de la casa. Al cruzar la puerta, se abre el living de doble altura, con una conexión visual inmediata entre todos los entornos sociales. A la derecha, la cocina — que puede ser completamente integrada o aislada por paneles de madera camuflados — sirve tanto para el uso cotidiano como para las ocasiones festivas. El espacio gourmet, estratégicamente situado junto al living, proporciona fluidez a las reuniones, que se extienden naturalmente al balcón y a la zona de la piscina.
En el otro lado, la oficina se vuelve a la vegetación, funcionando como refugio de trabajo o lectura en medio a lo verde. Aún en este nivel, la sauna, cubierta de madera carbonizada, surge como uno de los puntos sensoriales más destacados de la casa, ofreciendo a los residentes y a los invitados una experiencia de bienestar que se complementa con el área exterior.
La piscina, con borde casi escondido por la vegetación, gana una atmósfera de lago natural. Los muros del terreno fueron pintados en tono oscuro, casi desapareciendo en el escenario y reforzando la sensación de que lo verde es un protagonista absoluto. La chimenea exterior añade un elemento lúdico y acogedor, creando el escenario ideal para reuniones al aire libre y observación de las estrellas, práctica valorada por los residentes.
El camino vertical: entre convivencia y contemplación. La distribución en niveles intercalados fue una solución encontrada para respetar las directrices del condominio y, al mismo tiempo, explorar al máximo la topografía del terreno. Por lo tanto, al subir la escalera ligera y bien iluminada, llega al pavimento superior, donde la Sala de Placeres — dedicada a la música y a los momentos de ocio — ocupa el lugar más destacado. El espacio está acústicamente aislado, permitiendo ensayos, audiciones y celebraciones con libertad, sin interferir con la dinámica de la casa.
Desde allí se avanza al ala íntima, compuesta por las habitaciones de los niños y, al final del trayecto, por la suite de la pareja. El diseño garantiza la privacidad y, al mismo tiempo, mantiene la proximidad entre los entornos. En el baño de la suite principal, una claraboya y un jardín interno crean un clima de relajación absoluta, donde la luz filtrada y el espejo sin fondo aparente evocan la sensación de un retiro en medio del bosque.
Integración total. Todo el proyecto busca, de manera sutil, fortalecer la relación de los residentes con el entorno. La ventilación cruzada y la entrada abundante de luz natural han sido cuidadosamente planificadas, con aperturas estratégicamente posicionadas que optimizan la comodidad térmica y traen la naturaleza a la casa. El balcón principal, con asiento curvo y macetas estructurales, disuelve los límites entre interior y exterior.
Arquitectura de encuentros y contemplación. Más que un hogar contemporáneo, el proyecto traduce el estilo de vida de sus residentes: dinámico, afectivo y conectado a la naturaleza. Cada ambiente fue pensado para estimular la convivencia — ya sea alrededor de una mesa con amigos, al sonido de instrumentos en la Sala de Placeres o bajo el cielo estrellado junto a la chimenea exterior —, al mismo tiempo que proporciona momentos de recogimiento y contemplación. Un refugio que celebra la belleza del entorno y el arte de vivir bien.
